Como Internet ha cambiado para siempre la prostitución

Como Internet ha cambiado para siempre la prostitución- 1

Aquellas personas que hemos vivido el cambio de siglo siendo conscientes de todo lo que estaba por venir podemos sentirnos afortunados. Para bien o para mal estamos viviendo una fase decisiva en la historia de la Humanidad. Si bien hay quien afirma que es el primer momento en el que el ser humano está involucionando, en lugar de progresar, parece que la sociedad nos lleva por un camino cuanto menos interesante. Y todo tiene que ver con los desarrollos tecnológicos y las constantes revoluciones mediáticas que se están dando. En apenas cuatro décadas hemos pasado de tener ordenadores donde apenas cabía información a ser capaces de manejar inteligencias artificiales sumamente complejas. Los avances se están multiplicando, y eso genera siempre una sensación de vértigo, porque nos llevan a dar nuevos pasos al frente. Y caminar sin saber adónde se va puede ser muy peligroso, como ya habremos podido comprobar en otras muchas ocasiones.

Internet está siendo, sin duda, la revolución más diferenciadora en el mundo de la tecnología. Tener teléfonos móviles en el bolsillo es una maravilla, pero poder conectarse a una red global para utilizarlos es el siguiente nivel. Lo mismo que disponer de buenos ordenadores, que multiplican su funcionalidad cuando se conectan a la red. Esto nos permite trabajar, relacionarnos e incluso ligar a través de Internet, algo que está cambiando profundamente las relaciones sociales. Lo podemos comprobar poniendo el ejemplo de la app Tinder, que está provocando una auténtica revolución amorosa en nuestros días. Parejas que se conocen a través de esta app, otras que rompen por lo fácil que es ser infiel a través de estos mensajes… La tecnología no es buena o mala de por sí, y por supuesto, tiene sus partes más positivas y también las negativas. Es el ser humano el que las utiliza según para qué fines. Y en cuanto a Internet, lo que podemos tener claro es que el mundo ya no será igual desde que su uso se ha extendido. Incluso los trabajos físicos más antiguos, como la prostitución, se han visto afectados por esta revolución tecnológica, de una manera cuanto menos sorprendente.

Una tecnología revolucionaria

Para encontrar el verdadero origen de Internet hay que retroceder cuatro décadas. En 1983, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos utilizó por primera vez el protocolo TCP/IP para crear una red que conectase distintos equipos. Esto permitió que varios ordenadores trabajasen de forma conjunta en diferentes partes del país, enviándose información. Una década más tarde ya había casi un millón de ordenadores conectados a esa red, que comenzaba a parir sus primeras páginas y foros. El cambio de siglo trajo la gran expansión de Internet a través de conexiones más fiables y rápidas, con las que se podían intercambiar ficheros más grandes. Esto ayudó también a convertir el trabajo online en una alternativa, gracias al desarrollo de diferentes programas y softwares especializados.

Internet fue una idea revolucionaria que ha permitido crear un mundo totalmente nuevo. La globalización ha dado un nuevo paso, y hoy es mucho más sencillo trabajar para Estados Unidos viviendo en Latinoamérica, y disfrutando a la vez del contenido de un creador de Alemania o España. Internet ha destrozado las fronteras del espacio y el tiempo, ha cambiado por completo la forma en la que disfrutamos de nuestro ocio, y está afectando de manera directa a la cultura. Incluso el porno, una industria que ya se mantenía fuerte de por sí, ha visto nuevas oportunidades en esta revolución… cambiando por completo su formato, claro está. El mundo del sexo se ha visto muy influenciado por Internet y no solo en las películas, sino también en el trabajo sexual. Porque esta herramienta es demasiado poderosa para no ser utilizada en cualquier negocio, y la prostitución sigue siendo uno de los más importantes. De hecho, la clandestinidad que permite Internet en cierto sentido ha ayudado a mejorar las condiciones de las chicas que se dedican a este tipo de trabajos.

De la calle a las páginas de anuncios online

La prostitución lleva siglos siendo una alternativa para aquellos hombres que quieran pasar un buen rato de sexo con una mujer, a cambio de dinero, eso sí. La demanda de este tipo de servicios sexuales siempre ha sido muy alta, y mientras haya alguien dispuesto a pagar por ellos, probablemente haya mujeres dispuestas a realizarlos. No nos vamos a centrar en el eterno debate sobre la prostitución forzada o voluntaria, porque en muchos casos las líneas son muy difusas. Lo que sí podemos asegurar es que a pesar de la prohibición en tantos lugares y épocas, la prostitución ha llegado a nuestros días, por lo que su supervivencia parece asegurada. Aun así, a estas chicas siempre se las ha perseguida, y por desgracia esto sigue siendo bastante común a día de hoy.

Trabajar en la calle no era precisamente seguro para estas chicas, pero en muchas ocasiones era su única alternativa si querían mantener su independencia. Podían intentar trabajar en burdeles, pero estos se quedaban con buena parte de sus ingresos, y no tenían tanta libertad. Lo bueno que ha traído Internet es que ahora las chicas no tienen que “hacer la calle” para encontrar clientes. Pueden subir anuncios a webs especializadas para que los clientes las busquen allí, y se pongan directamente en contacto con ellas. Se queda en el domicilio del cliente, en el de la propia chica o en un lugar neutral como un hotel, y no se está tan expuesta a las inclemencias del tiempo o peligros de la calle. Los anuncios online también han permitido a los clientes conocer mejor a las chicas antes de contratarlas, teniendo así mayor seguridad.

La sexualización de la sociedad

Estas páginas de anuncios sexuales abundan hoy por hoy en Internet y se han convertido en un lugar indispensable para la prostitución 2.0. De hecho, muchas chicas logran llevar a los clientes a estos anuncios a través de redes sociales, enlaces en foros… Y es que el sexo sigue estando “mal visto” e incluso siendo censurado en muchos lugares de internet, pero siempre se encuentra la manera de llegar a él. De hecho, la sociedad se está sexualizando de una manera evidente en los últimos años, y es gracias al acceso tan sencillo que tenemos a ese contenido erótico y morboso, que antes era tan limitado. La sexualización de Internet también ha provocado un mayor deseo en hombres y mujeres, y esto puede haber influido en el crecimiento de la demanda de sexo de pago.

El sexo se ve hoy por hoy como algo más natural, pero también corremos el peligro de normalizarlo a tal punto que deje de ser algo extraordinario. De hecho, estamos llegando tal vez al otro extremo de esa castidad que desde luego no era beneficiosa. El hecho de encontrar parejas sexuales relativamente fácil ha hecho perder, en parte, la emoción por disfrutar del placer más ardiente. El sexo pasa por ser casi como un producto más de consumo, como cuando vamos a un restaurante o al cine a ver una película. Disfrutamos durante un rato, pero no se convierte en una emoción duradera, al menos no en la mayoría de ocasiones. El sexo es un servicio más en el mundo consumista en el que vivimos, aunque muchos todavía lo pretendan censurar.